Una propuesta viable para el IESS 2023

La crisis financiera del IESS puede ser entendida con claridad si utilizamos un gráfico que nos provea de la información suficiente para verificar con cifras la forma en la que el IESS financia sus obligaciones anuales.

Los valores corresponden a la información provista en el último Informe Estadístico publicado (No. 26)

A partir del año 2000 el IESS dejó de financiarse bajo un modelo de reparto simple, y gracias a la Ley del de 2001 el IESS evolucionó a un modelo mixto de reparto y capitalización colectiva de sus reservas.

Al año 2021 las reservas estaban en 22.000 millones de dólares, después de habérsele extraído alrededor de 8.000 millones entre los años 2015 y 2018, gracias a la mal llamada Ley de Justicia Laboral y a la Resolución CD 501.

El rendimiento financiero de las reservas en el año 2021 fue de 1.900 millones de dólares, paradójicamente con un absurdo ‘gasto operativo’ del BIESS de 400 millones, dejando un neto de 1.500 millones. A este valor le llamamos ‘Utilidades de las inversiones’ y representó el 18.75% del presupuesto de gastos del 2021.

Por su parte, los afiliados aportaron con 5.000 millones anuales, que es el 20% de la masa salarial de 25.000 millones del año 2021. Al sumar ambas cifras obtenemos 6.500 millones. Sin embargo, se debía cubrir un gasto de 8.000 millones anuales.

Aquí entra el Estado, obligado por ley a cubrir los gastos de salud de jubilados y enfermedades catastróficas y el 40% de las jubilaciones.

Desde el año 2015 dichos valores no han sido transferidos en un 100% al IESS, generando una deuda acumulada en ese período de más de 9.000 millones.

Para cubrir el déficit, el IESS está consumiendo sus reservas, a razón de unos 1.500 millones por año.

Según el BIEES, el fondo de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) el año 2021 disponía de reservas por 5.500 millones, que modo que ese fondo se agota en menos de 4 años, y posteriormente tendrá que consumir las reservas del resto de fondos (cesantía, riesgos del trabajo, salud, etc.)

El decrecimiento de las reservas a su vez afecta directamente el rendimiento de las inversiones, ya que cada vez se cuenta con menos recursos para invertir.

En suma, la crisis financiera es más que evidente, y se origina en un modelo previsional actualmente obsoleto, por los profundos cambios demográficos de los últimos 50 años.

En la propuesta de Augusto de la Torre se trata de introducir una serie de cambios paramétricos al modelo; cambios que obviamente iban a ser rechazados por el sector trabajador. No porque algunos de ellos sean necesarios, sino porque ellos se contraponen a los ‘derechos adquiridos’, que en pocas palabras significa reducir los beneficios con los que actualmente cuentan los afiliados y futuros jubilados.

Resulta evidente que en la propuesta se le carga la mano al sector trabajador, sin tocar para nada los intereses del sector empleador.

Bajo estas circunstancias, ¿porqué no podemos pensar en un incremento en el porcentaje del aporte patronal? 

Un incremento al 15% en el aporte patronal proporcionaría 1.250 millones adicionales al presupuesto anual del IESS, que sumado a otras medidas (tarifar la atención de salud a los familiares, reducir los gastos, etc.) pueden fácilmente equilibrar el presupuesto para dejarlo sin déficit AUNQUE EL ESTADO NO PAGUE NADA.

El sector empresarial pondrá el grito en el cielo, porque su nómina se incrementará en un 3,85%, de modo que habrá que compensarle con algo que les importe, y ello es la eliminación de la jubilación patronal.

Cada jubilación patronal le cuesta al patrono un mínimo de 100.000 dólares, de modo que puede ser una propuesta interesante.

Una alternativa de este tipo no resuelve el problema estructural del actual modelo financiero del IESS, pero le da oxígeno para evitar su quiebra en el cortísimo plazo, y además puede ser implementada de inmediato sin conflictos sociales.

Leonardo Hernández Walker, MBA, MPA

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